A pesar de haber avivado la controversia del público con la lluvia radioactiva, ninguno de los “expertos” podía haber revelado la que era su historia en la línea temporal completa. Y, en consecuencia, nadie podría haber identificado su verdadera amenaza. ‘Como L. Ronald Hubbard reveló: “No puedes verla. No puedes sentirla. ’No puedes...’. Estas son las frases engrámicas tras todo el efecto de la radiación”. Así que inmediatamente después del Congreso sobre Antirradiación, dónde alertó de que el aumento de la radiación había ido en paralelo a la creciente dificultad de los casos, convocó el 16.º ACC Americano para enseñar, con urgencia, una solución para la auditación de dimensiones verdaderamente históricas: “En este ACC vamos a tratar sobre Comunicación, Control y Havingness. Eso es todo lo que vamos a tratar”. Aquí, pues, están las conferencias donde el Sr. Hubbard introdujo y demostró en una sesión de auditación en directo; un gran avance técnico que iguala en importancia al ARC y elimina las barreras para el clearing en amplia escala. Destinado a permanecer como un régimen de procesamiento fundamental en la ruta a Clear y OT. Los CCHs marcaron un nuevo nivel más básico para proporcionar el punto de entrada para cada caso. Además, L. Ronald Hubbard estaba a punto de hacer lo mismo para los auditores con una serie revolucionaria de procedimiento de entrenamiento desde las mismísimas entrañas de los descubrimientos de los CCHs.
Leer MásLa meta de este procedimiento es llevar al preclear desde el nivel más bajo en el que se pueda alcanzar a los preclears, directo hasta lo más alto que se pueda empujar a un preclear. Por lo tanto, la amplitud del Procedimiento de CCH es mucho mayor que la de ningún otro procedimiento de auditación que jamás se haya lanzado. — L. Ronald Hubbard
Al entrar en 1957, las tensiones entre las potencias occidentales y la Unión Soviética no mostraban signos de amainar. El ministro de defensa soviético había anunciado las intenciones de su gobierno de añadir armas químicas y biológicas al ya inmenso arsenal de bombas termonucleares de Rusia. El presidente estadounidense Eisenhower, que en 1956 había abogado por un incremento del arsenal nuclear norteamericano, inauguró el nuevo año con una declaración sin precedentes al Congreso sobre su intención de emplear cualquier medio que considerase necesario (incluyendo la fuerza militar) para impedir la expansión comunista en Oriente Medio. La Comisión de Energía Atómica estadounidense, por su parte, continuó afirmando que las pruebas de bombas nucleares llevadas a cabo en Estados Unidos no suponían ninguna amenaza para los americanos.
Si bien los peligros de la radiación no se comprendían, sin duda eran tema de vigoroso debate. Un artículo de la época de la revista National Geographic que presentaba un relato de un testigo ocular de una explosión nuclear en el desierto de Nevada, informaba: “Durante 24 horas, esta nube, llevando sus partículas invisibles que emitían radiación, se iba a detectar a lo largo de Utah, Colorado, Kansas, Missouri y en la parte sur de Ohio”.
Esas partículas eran desde luego invisibles, pero como la investigación de L. Ronald Hubbard había revelado, precisamente su invisibilidad es lo que constituía su amenaza. Porque lo que ninguno de aquellos expertos gubernamentales podría haber explicado era la historia de la radiación en la línea temporal completa. Como el Sr. Hubbard escribió:
” ‘No puedes verla. No puedes sentirla. No puedes...’. Estas son las frases engrámicas tras todo el efecto de la radiación”.
Además, en cuanto al efecto en un ser:
”Ahora, ¿qué sucede, pues, cuando una persona pierde futuro? Sin duda se amontona en el presente. Dice: ‘No hay tiempo’, y amigo, eso está tremendamente cerca de ser verdad. Por lo tanto, su havingness se reduce muchísimo. Por lo tanto, no obtiene ningún beneficio del tiempo presente, aunque entrara en él. ¿Por qué? ¡Porque no tiene futuro!
”Y todo el tema de la radiación está estrechamente relacionado con esta idea de que no hay futuro”.
Respondiendo a una amenaza de una urgencia verdaderamente global, en los últimos días de diciembre de 1956 L. Ronald Hubbard había convocado el Congreso sobre Antirradiación, en el que alertó a los scientologists de que la creciente dificultad de los casos desde 1950 había ido de manera paralela con el aumento de la radiación en la atmósfera. Entonces, justo tras la estela de ese Congreso, el 2 de enero de 1957, lanzó una acción de saneamiento de igual urgencia: concretamente el 16.º Curso Clínico Avanzado Americano, celebrado en la Iglesia Fundacional de Scientology, en el número 1812 de la calle 19, en Washington, D.C.
Y mientras que el enfoque principal del Sr. Hubbard previamente había sido desarrollar procesos que otros auditores pudieran aplicar para cascar los casos, él ahora había redoblado su concentración con la intención de alcanzar incluso un nivel todavía más profundo en los casos mismos.
El resultado fue un avance sensacional cuya importancia, en aquel entonces y en todo cuanto vino, no podría exagerarse. Pues como él dijo:
“Así que hemos encontrado el punto de entrada al caso, y este es el havingness. Y hemos encontrado cómo transmitírselo a la persona: por medio del control y de la comunicación, o CCH”.
Fue un descubrimiento cuyas ramificaciones se extendían mucho más allá de la Tierra, 1957. Pues si las investigaciones del Sr. Hubbard habían estado impulsadas en parte por la necesidad de acelerar la expansión de Scientology ante el panorama de un posible holocausto, lo que él ahora desveló fue un avance en la auditación de unas implicaciones pasmosas; pues esos CCHs pronto iban a convertirse en un componente crucial del Procedimiento de Clearing e iban a ocupar a partir de entonces el lugar que les tocaba como una serie de procesos fundamentales que capacitarían a los auditores desde Nueva York hasta Tokio para elevar a los preclears hacia Thetán Operante.
De modo paralelo a estos avances, presentó una enorme cantidad de desarrollos relacionados para remediar la capacidad del preclear de confrontar y hacer as-is, incluyendo:
Con la publicación de los CCHs, el Sr. Hubbard había dado comienzo a una nueva era de auditación y había preparado el camino para un clearing a escala planetaria. Y conforme los auditores de aquel 16.º ACC se dispersaban por todos los Estados Unidos para aplicar y diseminar todo lo que habían aprendido, L. Ronald Hubbard ya estaba desarrollando una serie de procedimientos extraídos de las mismísimas entrañas de los descubrimientos de los CCHs: procedimientos que pronto iban a revolucionar el entrenamiento de auditores.